
Ahora que, gracias a “Ciutadella de Franc”, soy por fin un escritor consagrado, llegó el momento de adquirir los instrumentos tradicionales de mi nuevo oficio. Por mi profesión —economista— y por mi afición —programador—, tengo distintos ordenadores, que son en los que habitualmente escribo mis textos y artículos. De acuerdo con el imaginario colectivo, sin embargo, la herramienta imprescindible que debe tener todo escritor que se precie, al menos desde principios del siglo XX, es una máquina de escribir. Buscando por Internet, con la excusa de que era mi cumpleaños, pude hacerme a precio de ganga con una mítica Olivetti Lettera 32, y digo mítica no por casualidad: en una máquina como esta escribió Cormac McCarthy todas sus obras; también Philip Roth fue asiduo a este modelo ultraportátil e incluso Francis Ford Coppola la utilizó para escribir el guion de “El Padrino”, la genial adaptación de la novela homónima de Mario Puzzo, por no hablar del afamado premio Nobel de literatura, Bob Dylan, un mecanógrafo consumado.
(más…)