Decía Von Kirchmann en su feroz crítica a la jurisprudencia como ciencia que una palabra del legislador era suficiente para convertir bibliotecas enteras de derecho en basura. Pues imagínense si en lugar de un legislador se hubiera asomado a nuestro estado de las autonomías, con distintas cámaras legislativas autonómicas que se superponen al poder legislativo de un parlamento central bicameral, con un gobierno con una potestad normativa que ejerce cada vez más a menudo y todo lo anterior, a su vez, sujeto a la cambiante normativa europea y los distintos tratados internacionales. Esto genera una cacofonía normativa de muy difícil – por no decir imposible – seguimiento. (más…)
No es la corrupción
El problema no es la corrupción. La corrupción siempre ha estado ahí, desde que tenemos crónicas políticas escritas, y sucederá siempre que unos pocos tengan poder sobre otros muchos, con o sin legitimación democrática. No estoy tratando de minimizar su importancia, pero lo cierto es que no es el problema real o, mejor dicho, no es el problema principal. La corrupción, en sus infinitas variantes y sabores (cohecho, malversación, falsedad, prevaricación) supone un delito y, además, resulta muy poco ética y aún menos estética para los partidos en estos tiempos tan difíciles para la ciudadanía. El problema es otro: la mala gestión. Evidentemente, no hay estadísticas fiables ni viables sobre la corrupción – salvo lo que efectivamente se descubre y condena, quizás la punta del proverbial iceberg – y menos todavía sobre la mala gestión, cuando, además, en muchas ocasiones ambas casuísticas coinciden en el tiempo y en las personas. (más…)