No es la corrupción

El problema no es la corrupción. La corrupción siempre ha estado ahí, desde que tenemos crónicas políticas escritas, y sucederá siempre que unos pocos tengan poder sobre otros muchos, con o sin legitimación democrática. No estoy tratando de minimizar su importancia, pero lo cierto es que no es el problema real o, mejor dicho, no es el problema principal. La corrupción, en sus infinitas variantes y sabores (cohecho, malversación, falsedad, prevaricación) supone un delito y, además, resulta muy poco ética y aún menos estética para los partidos en estos tiempos tan difíciles para la ciudadanía. El problema es otro: la mala gestión. Evidentemente, no hay estadísticas fiables ni viables sobre la corrupción – salvo lo que efectivamente se descubre y condena, quizás la punta del proverbial iceberg – y menos todavía sobre la mala gestión, cuando, además, en muchas ocasiones ambas casuísticas coinciden en el tiempo y en las personas. (más…)